UNA EXPERIENCIA DIFERENTE


Representación de la obra " Un día en el cole"

Hacer teatro en la escuela es una experiencia que no solo motiva a los alumnos si no que al profesor le hace sentir emociones y sensaciones muy gratificadoras, ya que la actividad se sale de la monotonía del curriculum, por mucho que se intente que éste sea animado y atractivo para los alumnos.

Ya desde el momento del reparto de papeles se nota el nerviosismo típico ante una situación nueva y diferente. Desde los más atrevidos hasta los más tímidos, todos piensan en un papel en el que poder lucirse cuando llegue el momento del estreno.

La cultura mediática tiene mucho que ver en la falta de miedo al fracaso por parte de los niños de hoy en día, de la misma manera que es la culpable y costumbres de las nuevas y no tan nuevas generaciones. Es por ello que la motivación está casi asegurada desde el principio, pues el sentido del ridículo y el miedo no se hacen mella en los jóvenes actores.

El reparto de papeles, previa lectura de la obra o de las obras, es el paso siguiente. Normalmente los más atrevidos cogen los papeles más largos, aunque no siempre es así y uno se puede encontrar que alumnos con limitaciones escogen papeles importantes, demostrando que se ven con fuerza y quieren demostrar de lo que son capaces cuando están motivados.

Después comienza el tiempo de la maduración y mientras unos se lo toman con muchas ganas , otros se hacen un poco el despistado y se les ha de ir recordando que una gran parte del éxito del proyecto depende de ellos, ya que forman parte de un equipo o grupo y lo que intenta llevar a buen puerto es un trabajo en conjunto.

Un tipo de trabajo como éste lo que persigue, a parte de hacer una actividad diferente, entretenida y motivadora, es potenciar, como muchos otros que se hacen en la escuela, el hábito de la responsabilidad individual y adquirir un cierto grado de disciplina para conseguir un resultado final satisfactorio.

A lo largo del curso se van haciendo pequeños ensayos, básicamente para no perder el contacto con el proyecto y acabe convirtiéndose en una actividad más de las que se proponen con buenas intenciones y resultados escasos, como a veces pasa. Estos ensayos no tiene por qué interferir de manera especial en el trabajo diario de los alumnos y se puede aprovechar como actividad de expresión oral o en algún momento perdido de la programación.

Hacia el final, hacemos algunos ensayos en el escenario, sobre todo para que tomen contacto con el espacio físico en el que han de representar la obra o las obras y sepan dónde se han de situar y por dónde se han de mover, entrar o salir. También sirve para que empiecen a perder el miedo escénico que normalmente es el peor enemigo de los actores, sean grandes o pequeños, buenos o malos.