HISTORIA

La historia de Villanueva de Abajo va pareja, sin duda, a la de la zona norte de la provincia y hay que pensar que debido al clima y a la orografía los primeros habitantes de la zona pudieron ser pastores nómadas. Probablemente el primer pueblo importante que habita estas tierras del norte hacia el siglo VI a. de Cristo es el pueblo celta, no estando claro si es la tribu de los Tiburos o la de los Vacceos quien domina y controla la zona. De cualquier forma, la proliferación de nombres relacionados con Castro, Castrillo, Castrejón de algunos pueblos hacen pensar en una fuerte presencia de los Tiburos que acostumbraban a vivir en pequeños castros.

Los romanos llegan a la provincia de Palencia entre los años 153 y 133 a. de Cristo y no es has el 73 cuando pueden vencer la resistencia de las tribus. En el año 29 a. de Cristo comienzan las llamadas guerras cántabras. Precisamente es la legión que dirige César Augusto la que pasa por la zona de la Valdavia camino de Bucca de Arduum (Guardo) y Fontes Tamáricas (Velilla del río Carrión) en el año 25 a. de Cristo. La guerra contra los cántabros duró cinco largos años y fue muy dura y sangrienta.

Es de suponer que durante la contienda, y guiándonos por los nombres, la presencia que tuvo la zona en la época tuvo que ser importante. Congosto (Coangustun) fue probablemente un campamento auxiliar o base de operaciones de la legión Romana. Cornoncillo que significa almacén o despensa del ejército. Tablares que procede de Tabellaris y significa mensajero o correo. Fontecha (Fontecta) que significa fuente con techo o techada. En medio queda Villanueva. La palabra Villa significa casa de campo. Bien pudiera haber sido la casa de algún alto cargo del ejército mientras duró la contienda.

La creencia de que Cuerno (hoy Santana), Cornoncillo y Cornón eran las tres puntas de la legón romana que avanzaba en forma de cuña podría tener algo que ver con la realidad histórica, aunque parece una hipótesis más bien original, sin confirmar y de la que los historiadores de la época no hablan. No obstante tiene su encanto y hasta misterio si nos atenemos a los nombres y a la figura de triángulo o cuña que forman las líneas imaginarias que forman los tres pueblos.

Los años posteriores de dominación romana se supone que fueron de tranquilidad y por las villas romanas encontradas en la provincia, aquellas tierras contribuyeron a abastecer al imperio de Roma de trigo.

La dominación visigótica también dejó su marca, en el territorio (San Juan de Baños) y otros restos y probablemente, fue cuando se afianzó el cristianismo por estas tierras.

Con la ocupación árabe, el territorio sufrió razias y destrucción por lo que la mayoría de los habitantes o murieron o quedaron reducidos a servidumbre.

El norte se repobló con foramontanos, gente venida de las montañas, siendo Brañosera, un pueblo de la provincia, el primer municipio de España en el año 824. La repoblación de la Valdavia y sus alrededores se consigue de forma definitiva en el reinado de Alfonso III (869-911) y es el Monasterio de San Román de Entrepeñas en Santibáñez de la Peña, la auténtica cuna de la repoblación de la zona. Los colonos procedían de las peñas y también fueron mozárabes venidos del sur desde el monasterio de Valcavado. La vida giraba en aquella época en torno a monasterios y fueron muchos los que se crearon por la zona. Precisamente Villanueva quiere decir Villa nueva o repoblada.

Los siglos posteriores ya están más presentes y reflejados en la historia y la zona de Villanueva y alrededores no destaca por ningún hecho histórico digno de mención. Los habitantes se dedicaron a lo largo del tiempo a la agricultura y a la ganadería, manteniéndose en su forma de vida la austeridad, el trabajo duro del campo y la religión católica como motor e impulsor de sus vidas. De espíritu conservador y tradicionalista hasta nuestros días.

Por los años sesenta del siglo pasado, con la desbandada de la emigración y la marcha de muchos jóvenes a estudiar a colegios y seminarios, el pueblo fue perdiendo habitantes y poco a poco se ha ido envejeciendo quedando en la actualidad una veintena de habitantes estables durante el año. Menos mal que los emigrantes siguen volviendo cuando llega el buen tiempo y mantiene viva la esperanza de que no acabe del todo.